miércoles, 29 de julio de 2009

Terapia. (Sin Mike ni Alfred, sólo Frank)


Estaba deprimido en casa. Estaba deprimido por… bueno, no importa por qué. Ella sabe, creo. La depresión pesaba sobre mis hombros y en especial sobre mis ojos que ya no veían. Así que tomé al toro por las astas, era hora de lavar el alma. Pedí un préstamo y salí. Un préstamo? Sí, un préstamo. Quería ir tranquilo, no en una bestia ruidosa que no te deja pensar por sus rugidos. Tenía las llaves en el bolsillo, pero me faltaba la banda sonora para mi noche. Nos acordamos de ella? Sí. Entonces Lovage. Y salí con las llaves en el bolsillo y el amor en la mano.
Abrí la escotilla de la nave espacial que me habían prestado y Dr. Cucho se subió de un salto. No lo pude bajar más. Bueno, me dije, tengo copiloto y todo. Así fue como salí a manejar sin rumbo fijo en una noche fría en una cuidad fría. Todo para enfriar mi mente. En eso que escuchaba cómo Lovage me calentaba el corazón, me puse a contarle mis pesares. Dicen que no hay mejor oyente que aquel que no habla. Escuchó atentamente todo lo que le contaba. Yo le hablaba y él me miraba con su ojito perdido. De algún modo sé que me entendía… y me acompañaba. Mi mano derecha reposaba inmóvil sobre la palanca de cambios. Cada tanto, mi amigo me hacía saber que estaba conmigo y me lamía tímidamente la mano. Una caricia en el hocico le devolvía el cariño. Así gasté gran parte de mi noche, manejando sin saber a dónde iba, contándole a él lo que me pasaba y dejándome llevar por Lovage. Ya había lavado mi alma, ya me había sacado todo de adentro, pero no me la pude sacar a ella de la cabeza. Y él dormía en el asiento de al lado. Ahí entendí por qué le dicen el mejor amigo del hombre.



- Un lado de Frank que no encuentra lugar en Ello Puro -

martes, 14 de julio de 2009

Holiday in Cambodia

20.20hs, una mano en el volante y la otra en la palanca de cambios, casi 100km/h en una calle donde ya han pasado varios. El viento fresco entra por la ventana silbando un agudo irritante. Circunstancias externas me obligan a disminuir la velocidad, “maldita Ford, pisá el acelerador, carajo!” 80… 70… 60… tercera. Fuck, esto me aburre. Una cola de autos va creciendo atrás mío, me inclino hacia la izquierda intentando en vano adelantarme, una interminable hilera de luces blancas se acercan y desfilan a mi lado. De este lado, luces amarillas y rojas y el F O R D en relieve de la chata de adelante. Mirando a través de su vidrio algo me llama la atención, un juego de luces azules y blancas parpadeando. El denso punteo de la guitarra retumba en mis tímpanos, y mi mirada clavada en esas luces azules. La música se vuelve cada vez mas densa, las luces cada vez mas hipotónicas y las ganas de acelerar cada vez mas fuertes. So you´ve been to school for a year or two and you know you´ve seen it all in daddy´s car…
El juego de luces se mueve como un péndulo, mis ojos lo siguen, las siluetas de adelante bailan con movimientos entrecortados. Las luces parpadean pero mis ojos no, me arden pero no puedo cerrarlos. Mi pie presiona cada vez más el pedal y mi mano aprieta cada vez más la palanca. Cuarta. El viento silba cada vez mas fuerte en la ventana, la música se torna cada vez más densa e incitante, mis ojos se abren cada vez más, la aguja se inclina cada vez más a la derecha, las luces cada vez más brillantes y adictivas, la palabra FORD cada vez más cerca… It´s time to taste what you most fear... tan cerca, demasiado cerca… ¡crash!... el FORD grabado en mi parabrisas… parpadeo… “uy, esta es mi esquina”...
... A Holiday in Cambodia where slums got so much soul...